Tronco, un perro callejero de la localidad de Ordóñez, en el sudeste de la provincia de Córdoba, fue víctima del abandono y del desprecio humano.
Un fatídico día, mientras deambulaba por la ruta 6 muy cerca del pueblo, una camioneta de color rojo lo atropelló y lo dejó allí, herido y solo. Incapaz de mover sus patas traseras, la esperanza de sobrevivir parecía desvanecerse.
Pero su suerte cambió cuando Rocío, una vecina de Bell Ville que trabaja en Ordóñez, lo encontró. Movida por la empatía y el amor hacia los animales, Rocío lo trasladó a la ciudad de Bell Ville, donde un veterinario le diagnosticó parálisis en los miembros traseros.
A pesar del diagnóstico, Rocío no se dio por vencida. Aunque en su pueblo nadie quiso hacerse cargo de Tronco debido a su condición, ella y su familia decidieron adoptarlo y darle una nueva oportunidad.
Hoy, Rocío y su familia cuidan y acompañan en su recuperación para que lleve una vida lo más digna posible, por ese motivo están construyendo una silla de ruedas para que Tronco pueda recuperar su movilidad y disfrutar de una mejor calidad de vida.
Sin embargo, la historia de Tronco no es un caso aislado. Ordóñez, como muchas otras localidades, enfrenta un problema serio con la cantidad de perros callejeros, muchos de los cuales viven en condiciones de abandono y riesgo constante.
Por ello, la historia de Tronco también es un llamado de atención a las autoridades y a la sociedad en general sobre la necesidad urgente de implementar políticas públicas para el tratamiento de los animales callejeros.
Es fundamental que los gobiernos locales y provinciales desarrollen programas de castración, adopción responsable y protección de los derechos de los animales, ya que estas acciones no solo mejoran la vida de los animales, sino también la calidad de vida en las comunidades.
El abandono y maltrato de animales no puede ser tolerado en nuestra sociedad, y casos como el de Tronco nos recuerdan la importancia de la solidaridad y la responsabilidad que tenemos como ciudadanos.
Rocío y su familia demuestran con su ejemplo que un simple acto de empatía puede cambiar vidas. Es muy importante destacar la colaboración de vecinos de Bell Ville, Nancy, Evangelina y taller El Moralito, entre otros para asistir en un principio a Tronco.
Difundir esta historia es esencial para generar consciencia y alentar a otros a actuar.
Los animales merecen respeto, cuidado y protección, y el compromiso con ellos debe ser una prioridad tanto para los individuos como para el Estado.