Bloque Hacemos por Bell Ville – Bell Ville, noviembre del 2020
La cifra de contagios y muertes que por estos días sufrimos los bellvillenses era inimaginable tres meses atrás. Perdón, corregimos: cada vez que la máxima autoridad sanitaria del COE local, el Dr. Ruíz apareció en medios locales, o cuando lo recibimos en el Concejo Deliberante él anunciaba este desenlace. Hizo y hace, desde su prédica y su práctica, todo lo que estuvo a su alcance. Sigue haciéndolo, y junto con él, cada miembro activo del organismo sanitario de nuestra ciudad. A pesar de ello, y semejante a lo que vivimos con las inundaciones de 2014/15, aunque estábamos advertidos, el agua salió. Igual, en el caso del COVID, la situación resulta de desborde.
La presión social por recuperar su “vida normal”, resultó incontenible. Nadie en su sano juicio podría cuestionar la necesidad de retomar trabajos o actividades que permiten a los vecino/as procurarse su plato de comida, pagar sus cuentas, etc. Pero, lo que ha llamado poderosamente la atención, son los reclamos respecto de actividades que podrían ser (en virtud de los riesgos) prescindibles; fundamentalmente, reuniones sociales -asados y juntadas-, o prácticas deportivas recreativas grupales; todas ellas potenciales caldos de contagio. Desde los medios de gran alcance se instaló la idea de la “restricción de libertades”, y con ese argumento por sobre los de la salud y la seguridad de la totalidad de la comunidad, se avanzó desconsideradamente.
De ninguna manera estamos sugiriendo volver atrás en las fases de alarma, pero resulta evidente que la invocación a la responsabilidad personal fracasó. Resultado: lunes 58 contagios. Pero peor aún, tenemos además los irrecuperables muertos que ya a todos nos constan.
En este revuelto de sensaciones y vivencias al que nos ha sometido este año extraordinario, el Concejo Deliberante de la ciudad sesionó el último jueves con un resultado posterior que da cuenta de la magnitud del escenario sobre el que estamos parados. Horas después de ese jueves, se nos comunica desde la Presidencia del Cuerpo que dos de los/as presentes habían dado Covid Positivo. Tal vez estemos atravesando el peor momento; y por lo mismo, resulta imprescindible ser más responsables que nunca, más precisos que nunca. Por una parte, lo que corresponde es que nuestros vecinos se enteren de la situación. En segundo lugar, que las indicaciones respecto de qué pasos seguir a partir del conocimiento del primer caso, debieron llegar desde la autoridad sanitaria local, rápida y precisamente. Fueron lentas e imprecisas.
En tanto máxima autoridad de la ciudad, y aunque por las redes sociales se lo reclama, el Intendente Briner ha decidido en estos días complejos no ver, no escuchar, no responder. Del “Capitán” que al comienzo de la Pandemia se mostraba con su delantal de médico para dar idea de que la salud estaba bajo su estricta responsabilidad, pasó al Intendente del silencio. Si decidió en un momento usar un delantal como símbolo de las políticas sanitarias locales, debió sostener ese gesto en todas las circunstancias, ya que al hacerlo pretendió demostrar que la salud en una situación de crisis como la que nos toca, es una sola para todos los vecinos, que hubo conseguido unificar mediante los acuerdos pertinentes los criterios a desarrollar entre lo público y lo privado, entre muchas otras lecturas posibles.
No se puede sólo aparecer cuando las aguas están calmas y la corriente es favorable.
Ayer martes, justo cuando los hisopados no alcanzaban – ya sin guardapolvo, por supuesto- grabó y publicó un video delante de una obra (que no le pertenece). Por lo visto espera ansioso para cortar la cinta el día de su inauguración. Seguro piensa que de esa forma todo/as olvidarán su indiferencia de estos días.
Ayer debió publicar un video desde el Hospital en crisis sanitaria, o desde la FupeU. desbordada de vecina/os que esperaban para hisoparse, no desde un puente que aún no existe.
Toda una síntesis el video.
Iván Vieyra – Gonzalo Pedano