Los servicios de Dermatología de distintos hospitales provinciales ofrecerán atención especial durante los próximos días, en adherencia a la Campaña Nacional de Educación y Prevención del Cáncer de Piel organizada por la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD). El objetivo es sensibilizar sobre este problema de salud y su prevención, y facilitar el acceso a la consulta, para la detección precoz de lesiones.
El cáncer de piel se puede prevenir
La principal causa para este tipo de cáncer es la exposición inadecuada al sol, que es prevenible. Como el daño solar es acumulable, esta desprotección de la piel produce a largo plazo, envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel.
Otras causas menos frecuentes son exposiciones a rayos x (de manera repetida) y al arsénico, presencia de cicatrices por quemaduras severas y antecedentes familiares de cáncer de piel.
La detección oportuna aumenta las posibilidades de curación. Por eso, es importante hacerse exámenes y visitar al dermatólogo periódicamente (una vez al año), como medida de prevención.
Para proteger la piel de potenciales daños y del cáncer, se recomienda evitar la exposición entre las 10 y las 16, aún en días nublados; usar protector de factor 30 por lo menos; y cubrirse con gorra y ropa liviana de mangas largas si debemos estar al sol a esas horas y usar sombreros o gorras.
Es necesario remarcar que la exposición solar en la infancia implica un mayor riesgo. Los niños y niñas menores de un año no deben permanecer al sol de ninguna manera y si hay una exposición ocasional, recordar que los protectores solares son aptos sólo para bebés de más de seis meses. A partir de esa edad, se les debe colocar protector solar de amplio espectro contra rayos UVA y UVB (factor 50 o más), aplicar una capa generosa, y cubrir toda la piel expuesta, sin olvidar las orejas, el cuello, los pies y el dorso de las manos, aun cuando esté nublado. También es importante reforzar los cuidados durante el embarazo.
Signos de alerta
Se debe prestar atención a manchas inicialmente planas rosadas o rojizas, ásperas al tacto y que se vuelven cada vez más rugosas o escamosas. Se ven especialmente en la cara, en el dorso de las manos, en el labio inferior y en las orejas.
Asimismo, considerar si hay bultos que crecen en forma sostenida en el tiempo, lastimaduras que no cicatrizan a pesar de un tratamiento correcto, heridas sangrantes costrosas no provocadas por un traumatismo previo.
Además, es importante observar lunares que cambien de coloración, piquen, se inflamen, sus bordes se vuelvan irregulares o asimétricos o crezcan (de un tamaño superior a 6 mm).